Un hombre entregado a su pueblo

Era la noche de apertura, la que daba paso a las fiestas de Turre (Almeria) en honor a su Santo Patrón San Francisco de Asís. El doctor Blas Carrillo Lopez, médico especialista en Ginecología y Obstetricia, Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Complejo Hospitalario Torrecárdenas, descendiente de una generación de médicos que él rememoraba "mi casa ya no está pero aquí estuvo siempre donde yo viví y mi padre ejerció como médico de este pueblo (Dr Bartolomé L. Carrillo Corella).

Sí está la casa que vio nacer en 1884 a mi abuelo Blas y ser luego médico de Macael y la casa, pues, donde vivieron y ejercieron como médicos mi bisabuelo Bartolomé en 1880 y mi tatarabuelo Blas en 1849 aquí en Turre, donde uno vuelve con la vieja corbata y el reloj que me atrasa".

La plaza de Turre se silenciaba en correspondencia a un Pregonero con el alma abierta, con el amor vibrante, delicado, de hombre, humano, en un grito sostenido, besando la vida para dar gracias, para creer honrando la historia, los antepasados, la mujer, la vida, el querer, la amistad, la tierra, el cielo.

El doctor Blas Carrillo ama las artes, la literatura, la pintura, pero, sobre todo, profesa amor y cariño a Turre. Así, son múltiples las donaciones que el doctor Blas Carrillo ha efectuado al Ayuntamiento y a la iglesia parroquial de la Purísima Concepción, entre las que destaca la magnífica vidriera única en el mundo por su temática, la concepción de la Virgen María, y la técnica empleada en su ejecución. "He insertado esa estampa de la Vida en una ventana de la Iglesia, en un Rosetón, en un Vitral. Ahí está, en el pueblo donde mi padre ha dado la vida. Donde mi padre y mi madre reposan para siempre.

Ese es el anhelo último del ser humano que busca la trascendencia que abrace su cuna y lo devuelva a la Esencia que colme su deseo de Unidad con la Vida. Luego el tiempo pasa un poco más y la caduca existencia deja en los vivos la sensación de no haber abrazado todo lo necesario a quienes tuvimos ocasión. Hagámoslo ahora".

"Llevo Turre, tu Vitral del rosetón en mis entrañas. Es la foto del ser besando La Vida. Ahí está. La fascinante seducción de la existencia. Y ahí he dejado mi pensamiento, chorreando el Amor, la Vida, y la Belleza...La Ciencia, el Arte y Teología y hasta el dolor púrpura rotundamente humano, entre frescas fresas de sol y risas.

Pintando en el templo el amor que se dibuja en cada mujer pariendo, ayudándola a asomar su fruto caliente para ponerlo en sus brazos de madre y que suene el llanto jubiloso del nacer a la vida y la emocionada risa de la madre que toma a su hijo y lo mira por vez primera".

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